La ciberseguridad ya no es un asunto “de técnicos”: el directivo que mire hacia otro lado perderá en la era de la IA
Llevo años viviendo la tecnología desde la trinchera de la Dirección de Soluciones de Negocio: desarrollando plataformas, impulsando la transformación digital y, más recientemente, integrando Inteligencia Artificial en procesos críticos. Pero en 2025 he constatado algo que ya no se puede ignorar: la ciberseguridad ha dejado de ser un asunto técnico para convertirse en un pilar transversal de la estrategia empresarial.
La explosión de la IA generativa y la complejidad de los ecosistemas en la nube han acelerado este cambio. Ya no basta con entregar proyectos a tiempo o diseñar buenas arquitecturas; ahora es imprescindible entender el riesgo que asumimos con cada decisión. Por eso decidí cubrir un gap clave en cualquier C-Level actual y cursar el Cyber Security Manager Certificate de Macquarie University.
No buscaba aprender pentesting, sino reforzar mi capacidad para gobernar riesgo y asegurar resiliencia desde la dirección.
Estas son las ideas que me llevo como responsable de negocio.
1. La seguridad no es “IT”: es continuidad del negocio
La gran lección es un cambio de métricas. En un comité de dirección, la seguridad no se mide en ataques parados, sino en impacto financiero, interrupciones del servicio, sanciones regulatorias y reputación.
En un entorno donde la IA multiplica la productividad, pero también la superficie de exposición, la seguridad es lo que permite escalar sin comprometer el negocio.
2. Gobernamos riesgos, no máquinas
El programa refuerza la mirada ejecutiva: traducir amenazas técnicas al lenguaje del negocio.
Probabilidad. Impacto. Coste. Prioridad.
Marcos como NIST o ISO dejan de ser listas de chequeo y pasan a ser herramientas de decisión. Un líder no necesita configurar un SIEM, pero sí debe distinguir qué controles reducen realmente el riesgo y cuáles son mera cosmética para auditorías.
Al final, se trata de saber qué riesgo aceptas… y por qué.
3. El incidente no es “si pasa”, sino “cuándo pasa”
El módulo de incident response ha sido especialmente revelador. Me confirma que el lugar de un directivo durante un ciberataque no es la sala de servidores, sino la sala de crisis.
La diferencia entre un susto y un desastre está en la primera hora:
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quién tiene autoridad para desconectar servicios,
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cómo comunicamos a clientes y reguladores,
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cuándo activamos continuidad de negocio.
Improvisar aquí sale muy caro. Un playbook ensayado no es burocracia; es supervivencia corporativa.
4. La seguridad como habilitador de la IA
A veces se percibe que “seguridad frena”. Tras esta formación, mi perspectiva es la opuesta: la seguridad bien planteada es lo que te permite innovar sin comprometer el margen futuro.
Si queremos desplegar IA, automatizar decisiones o mover cargas críticas a la nube, necesitamos certezas. La ciberseguridad no es un coste hundido: es protección del valor de la marca.
5. Qué cambia para mí a partir de ahora
Como Director de Soluciones de Negocio, esto tiene aplicación directa:
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Security by design desde el folio en blanco en productos propios y plataformas IA.
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Alineación real con CISO, legal y compliance, algo esencial en sectores regulados.
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Diseñar pensando en resiliencia, no solo en funcionalidad.
Conclusión
El liderazgo tecnológico no va solo de saber tecnología, sino de saber gestionar riesgo. No necesitamos saber más que un responsable de seguridad, pero sí entender su lenguaje y conectar sus prioridades con la estrategia empresarial.
La IA abre oportunidades enormes, pero exige elevar nuestro nivel de responsabilidad. La ciberseguridad ya no es un apéndice técnico: es una pieza central de la conversación directiva.
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