IA y productividad: ¿quién se queda con el tiempo que sobra?

Una de las cosas que más me hace pensar últimamente es esto:
¿Quién se queda con la eficiencia que está generando la IA?

El trabajador empieza a ser más rápido, más preciso, más resolutivo. Y piensa:
“Si tardo la mitad, ¿puedo tener menos presión?”

La empresa lo ve y piensa:
“¿Puedo asumir más carga, o ajustar costes sin tocar la calidad?”

Y el cliente, naturalmente, se pregunta:
“Si ahora es más eficiente… ¿por qué no me llega más valor o mejor precio?”

La IA genera productividad, sí. Pero no genera tiempo libre, ni sueldos más altos, ni menos reuniones por arte de magia.

La eficiencia tiene valor. Y donde hay valor, hay tensión.

Porque todos quieren su parte: el empleado, la empresa, el cliente.

El reto que viene, o que ya está aquí, no es solo tecnológico:
es organizativo, ético y cultural.

¿Quién se queda con ese “tiempo que sobra”?
¿Lo convertimos en descanso, en reducción de jornada, en más carga… o en algo más inteligente y sostenible?

Yo no tengo la respuesta cerrada. Pero me parece urgente abrir el debate.

¿Qué opináis los que lo vivís desde dentro?



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