Uno de los parámetros fundamentales para el éxito de un equipo es su filosofía de trabajo. En esto el director puede influir, pero como en todo lo que se hace en equipo, se necesita la contribución de cada miembro.
Una buena forma de empezar el día es dando gracias por lo que tenemos. Realmente somos unos afortunados por poder trabajar en lo que nos gusta, por estar rodeados de un grupo fantástico de profesionales de los que se puede aprender constantemente.
La pregunta que me hago a diario es:
Por eso es un proceso que nunca termina. Siempre hay que buscar como mejorar. En este sentido hemos detectado una serie de parámetros que contribuyen a la mejora del ambiente de trabajo, y por tanto en los resultados que se obtienen. A saber:
Si queréis profundizar más en esta filosofía de trabajo, podéis leer el libro Ubuntu, de Stephen Lundin y Bob Nelson. Se trata de una fábula sobre la filosofía africana del trabajo en equipo basada en el concepto de hermandad, y que se corresponde totalmente con nuestra filosofía de trabajo.
Una buena forma de empezar el día es dando gracias por lo que tenemos. Realmente somos unos afortunados por poder trabajar en lo que nos gusta, por estar rodeados de un grupo fantástico de profesionales de los que se puede aprender constantemente.
La pregunta que me hago a diario es:
¿Cómo puedo contribuir a mejorar este lugar de trabajo?
Por eso es un proceso que nunca termina. Siempre hay que buscar como mejorar. En este sentido hemos detectado una serie de parámetros que contribuyen a la mejora del ambiente de trabajo, y por tanto en los resultados que se obtienen. A saber:
Confianza: esto no es algo que se regala, esto es algo que se gana día a día gracias a la responsabilidad y la profesionalidad demostrada. Si hay algún miembro del equipo que no goza de la confianza de los demás, el equipo tiene una debilidad.
Triunfo personal: espero que cada uno triunfe, porque el éxito de cada persona, redunda en el bien del grupo. Necesitamos gente con hambre y ganas de mejorar, aunque sin perder de vista que el éxito del grupo está por encima del individual.
Honestidad: política de transparencia total. Todo el mundo está al tanto de lo que se cobra por cada proyecto, las horas que hay presupuestadas, y lo que supone en dinero los retrasos. Se trata de ser honesto con uno mismo, y con el compañero.
Reconocimiento y recompensa: Hay que agradecer y celebrar los logros individuales, porque suman en los objetivos colectivos.
Respeto: Hay algunos profesionales que merecen respeto, pero todas las personas deben ser respetadas como tal, aunque no merezcan ser respetados como profesionales. Por tanto el respeto personal debe estar por encima de todo. Las formas son importantes. Las malas formas te hacen perder la razón de inmediato. No hay nada que no se pueda decir con educación y respeto.
Comunicación: Hay que estar abiertos a la crítica. Es la única forma de mejorar, y ser conscientes de nuestras carencias. No solo hablamos de nuestra vida en el trabajo, sino de nuestra vida personal. Abrirnos a los demás es un buen ejercicio que repercute en el buen ambiente. Quiero saber qué les interesa a mis compañeros, qué les importa (familia, aficiones, metas...). Obviamente, respetamos a los que no quieran abrir su vida al resto (volvemos al párrafo anterior: respeto). Mi reto en este sentido es escuchar más y hablar menos.
Diálogo: No imponemos nuestros criterios haciendo valer nuestro rango o cargo. Aquí importan los argumentos.
Flexibilidad: Como hemos comentado antes, tenemos "confianza". El confiar en la responsabilidad y la profesionalidad del resto de compañeros, nos permite ser flexibles. Somos personas, no un número de trabajador.
Si queréis profundizar más en esta filosofía de trabajo, podéis leer el libro Ubuntu, de Stephen Lundin y Bob Nelson. Se trata de una fábula sobre la filosofía africana del trabajo en equipo basada en el concepto de hermandad, y que se corresponde totalmente con nuestra filosofía de trabajo.
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